jueves, 4 de septiembre de 2014

Especial 50's capítulo 4: Entre el cielo y el infierno


Como en todo gran movimiento musical y cultural existen los líderes indiscutidos que de una u otra manera alcanzaron mayor fama y éxito, ya sea por sus incontables éxitos a lo largo de su carrera como por la innovación que estos presentaron, tanto estilísticamente como en vivo. Pero hay ciertos grupos y artistas que no necesariamente fueron los más conocidos, de por un u otro motivo truncaron sus carreras e ciertos momentos, que no supieron aprovechar el éxito, etc pero que de todas maneras, aportaron de la misma manera e incluso más a la formación del movimiento. Estos son algunos de los tantos nombres que pertenecieron a  la segunda línea del Rock & Roll en la década de los 50 pero que hasta el día de hoy son igual de recordados que sus contemporáneos más conocidos. Esta es la historia de cinco cantantes, cada uno con sus respectivos músicos que dieron cátedra histórica de cómo ampliar las raíces musicales y sentar las bases de lo que posteriormente evolucionaría a lo que hoy, como concepto común conocemos como música Rock.


Quizás no sea el primero ni el último, ni el menos ni más conocido artista de culto en la historia del Rock pero si queremos empezar con figuras emblemáticas que ayudaron a forjar el sonido en tiempos de turbulencia musical ese es el legendario Carl Perkins. Quizás la figura más humilde surgida en estos tiempos, estaba condenado de una u otra manera a convertirse en una gran estrella ya desde pequeño, componiendo canciones a muy temprana edad, ganando un concurso de talentos, etc. pero no fue hasta el año 1955 cuando en Sun Records junto al mítico productor Sam Phillips cuando estrenó su himno generacional que cambió el curso de todas las cosas cuando su gran amigo Elvis Presley al año siguiente lo regrabaría y le diera un dinamismo y una potencia bastante notoria; hablo de Blue Suede Shoes. Esta grabación se transformó en la primera producción de un artista de Sun Records en alcanzar un millón de copias vendidas, todo un logro para aquel entonces. El mundo estaba cambiando y así lo hacían notar jóvenes promesas como Carl Perkins que hacía delirar a todos con sus grandes performances. Cuenta la leyenda que esta millonaria canción fue escrita sobre un saco de papas por el propio Perkins cuando desesperado intentaba escribir lo que sería finalmente su carta de triunfo. Lamentablemente Todo se vió truncado en el año 1956 cuando sufrió un trágico accidente de auto, en el cual iba con su hermano Jay Perkins y su manager, los cuales fallecieron instantáneamente. Carl que alcanzó a sobrevivir estuvo fuera de la música todo un año viendo como su amigo Elvis Presley popularizaba con el triple de éxito su clásico Blue Suede Shoes. Perkins nunca volvió a tener un gran éxito debido a este accidente, lo que le traumo por el resto de su vida, a pesar de ser una gran influencia para posteriores artistas como The Beatles, Perkins solo fue capaz de percibir como la sombra de lo que fue algún día terminó por consumirlo lanzando álbumes y canciones que más que contener novedades, mostraban un intento de resucitar antiguas glorias, claro que tuvo grandes repuntes debido más que nada a su figura de culto del Rockabilly, renacido por bandas como Stray Cats.


Sí Perkins fue una gran influencia en la música, Bo Diddley lo fue todavía más. Fue el primer afoamericano en aparecer en el programa de Ed Sullivan, cosa que en su momento fue muy repudiada incluso por el mismo debido a comentarios poco generosos por parte del experimentado animador. La importancia de Bo Diddley radica en tres aspectos en especifico según mi propia apreciación de la música y van ligados más que nada a la formación como un genero propio del Rock. Quizás el más destacado de estos aspectos es la crudeza con que tocaba la guitarra, con sonidos un tanto oscuros y directos acompañados de su voz única daban a entender que el blues se tocaba desde el alma y el corazón y si este es uno lleno de ira, las canciones debían reflejar esto, cosa que le basto para ser tildado en aquellos tiempos como un músico mucho más real y honesto, para nada humilde en el sentido de enmascarar sus canciones y su aspecto como artista, y aquí está otro de los grandes puntos que le aportó al carácter del Rock que hasta el día de hoy, directa o indirectamente se sigue utilizando: el ego. Sus canciones se llamaban como él, lo nombraban a él, cantaba desde su perspectiva y para él, algo no totalmente nuevo pero que junto a su música se percibió como algo bastante chocante. Y por último esa especie de sicodelia que le aportaba a su guitarra, cosa que ya en los años 60 se exploraría de todas las maneras posibles por todo tipo de artistas. Lamentablemente la carrera de Bo Diddley no estuvo a la altura de sus composiciones debido al escaso éxito que recibió en la década de los 50, trayéndole una grave crisis económica que afortunadamente pudo revertir después cuando en los años posteriores se le reconoció como se merecía.


El llamado a la búsqueda de un nuevo Elvis Presley llegó en el año 1956 cuando un joven Gene Vincent alcanzó la fama con uno de los temas más recordados de la década. Be-bop-a-lula fue la carta de presentación de un joven con sueños de oro y la ambición de sacar del camino a todo aquel que se interpusiera en este, lanzando algunos singles bastante pegadizos y con bastante aceptación en las listas y las radios de aquel entonces, con su estilo más confrontacional y su típica vestimenta de cuero, Gene Vincent era el que mejor representaba el legado de Salvaje de 1954 o Semilla de maldad de 1955 con su clásica pose rebelde, sus pantalones apretados y la chaqueta de cuero, un arma de doble filo en muchos sentidos ya que esto mismo fue lo que le sacó de carrera apenas comenzaba a meterse en esta, pues sus canciones y su figura eran consideradas demasiado rebeldes para las radios y la televisión, cosa que le comenzaría a pesar en los meses siguiente. A pesar de sus intentos de reinventarse haciendo su música un poco más dura, cosechando dos éxitos más, la carrera de este artista se comenzó a ver truncada por una lesión en su pierna que le impedía seguir totalmente activo en las giras, cosa que la prensa aprovechó para decir todo tipo de cosas de su problema, desde que se emborrachaba antes de cada show como que se auto medicaba para aguantar el dolor. Todo esto estalló todavía más cuando iba en un taxi con su amigo Eddie Cochran y su novia para organizar una gran gira pero que terminó en un grave accidente de tránsito, quitándole la vida Eddie y dejando con grandes problemas en la pierna a Gene. En la década siguiente la cosa no mejoro, a pesar de ser citado muchas veces como una gran influencia por las bandas de aquel entonces, sus discos ya no se vendían, y ya en 1971 perdiendo la vida con tan solo 36 años debido a un problema de ulceras sangrantes.


Otra de las grandes promesas jóvenes que lamentablemente se extinguiría a comienzos de su carrera era Eddie Cochran, uno de los músicos que más aportaría a la concepción de los años sesenta musicalmente hablando. En 1955 junto a un amigo con su mismo apellido grabaron bajo el nombre de “The Cochran Brothers” numerosas canciones de un estilo que variaba entre el country y el rockabilly, canciones que no llamaron del todo la atención de la prensa especializada pero que les hizo ganar una gran cantidad de fans que más tarde lo seguirían en su carrera en solitario como un compositor más cercano al Rock, mientras que los más fieles al Country seguirían a su compañero. En los comienzos de su carrera solista grabó grandes canciones, tanto para películas como para sus propios discos que tuvieron una fuerte repercusión en el ambiente más undergound pero que no alcanzaron fama, aunque esto cambió ya en el año 1957 con Sittin in the Balcony, que fue un gran éxito y que se considera hasta el día de hoy como la canción definitiva del Rockabilly de los años 50. Pero esto no lo detendría ya que al año siguiente lanzaría Summertime Blues, su canción más conocida e interpretada numerosas veces por todo tipo de bandas y músicos en la historia. Su alcance fue tan potente que llegó a hablarse de la nueva gran promesa del Rock, esa que llevaría la batuta en la década siguiente, teoría fuertemente apoyada por un joven George Harrison que le seguía constantemente en sus shows. Muchas más canciones publico pero en el año 1959 un gran golpe lo dejaría con una profunda depresión cuando sus tres amigos Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper morirían en un trágico accidente de avioneta. Sin muchas ganas de continuar su otro amigo Gene Vincent lo invitaría a una gira con él en Inglaterra que trágicamente acabaría con la vida de Cochran en un accidente de tránsito. Su legado se hizo eterno, en parte por sus grandes canciones y su figura de eterno adolescente después de su muerte (murió con tan solo 21 años) y por su aclamado álbum póstumo, uno de los más famosos álbumes publicados después de la muerte de un músico. 


Y por último, para nada menos importante, quizás el más recordado de todos los músicos que nombre anteriormente (y uno de mis artistas favoritos de los 50) es el gran Buddy Holly. Icono por excelencia del Rock, fue uno de los grandes gestores y arquitectos de la música de esta década, con una mezcla que iba desde canciones movidas a grandes baladas, siempre con ese límite entre lo más romántico y trágico que existía en su música, todo un himno a componer grandes canciones. Tuvo varios contratos a temprana edad, consiguiendo poco éxito hasta que en el año 1957, publicó una canción llamada That’ll be the day que acredito a The Crickets, su banda de acompañamiento para no tener problemas con otra discográfica en la cual estaba involucrado con su nombre artístico Buddy Holly, y que le llevó a interpretar al programa de Ed Sullivan junto su banda, incluso llevándole a tocar otra de sus grandes canciones Peggy sue. Junto a The Crickets publicaría muchos más éxitos como Everyday, Words of Love, Rave on, etc. Aunque ya en el año 1958 comenzaría su carrera en solitario llevándolo a ser una de las estrellas más grandes por aquel entonces, cosa que misteriosamente no iba acompañado de su éxito monetario. Esto lo llevó en 1959 a unirse a la gira Winter dance party junto a Ritchie Valens y el Disc Jockey The Big Bopper, la cual terminó trágicamente después de un accidente de avioneta que acabaría con la vida de estos tres. El accidente tuvo una repercusión pocas veces vista de músicos en aquellos años, ya que numerosas estrellas de la música y el espectáculo asistieron a los funerales en lo que es considerado hasta el día de hoy como El día que murió la música. Los años dorados poco a poco comenzaban a dejar entre restos de éxitos y tragedias, la base de lo que sería más adelante la gran revolución cultural del siglo XX. Buddy Holly sin duda fue una de las muertes más recordadas de la década y de las más lamentables.


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