jueves, 8 de octubre de 2015

Discos 90's: PJ Harvey - Rid of Me (1993)


Island

El desastroso desaire juvenil que había llevado a la música subterránea y alternativa a finales de los años 80, por senderos repletos de una integridad brutal al borde del filo de lo existencial y primitivo, comenzaba a tornarse en una nueva oleada de colores y excesos de tolerancia sobreproducida liderados por el provecho que la industria y MTV sacó de estos. En esa misma vereda solo unos cuantos lograron sobrellevar la presión que significó la fama impuesta por los vicios del mercado, el cual terminó por generalizar toda propuesta cercana a un poco de experimentación en un solo saco tildado como alternativo. Por esos años en el Reino Unido, una joven pero decidida Polly Jean Harvey comenzaba a materializar una voz plagada de incertidumbres, miedos, placeres, existencialismo y áridas reflexiones sobre la búsqueda interna y externa de la sexualidad como medio de consciencia y liberación.

Luego de que la artista Inglesa sorprendiera al mundo con una directa y potente propuesta de Rock en su disco Dry de 1992, las cosas trascendieron en un conjunto de expresiones e ideas que en tan solo unos meses dieron cabida a Rid of Me, su segundo álbum de estudio. Mucho más crudo y sustancial que su predecesor, aquí las cosas parecen envolvernos con cada latido que la base compuesta por Steve Vaughan en bajo y Rob Ellis en batería, va desarrollando a partir de las rasgaduras provocadas por las punzantes y perturbadoras odiseas que la guitarra de Polly construye. Una manera raudal de sacudir los fantasmas internos que tanto parecieron acosar a la cantante por aquellos años. La brillante inmadurez musical que PJ Harvey presenta en Rid of Me crece a ritmos vertiginosos, alimentándose de cada espasmo sonoro y lírico, atrapándonos y hasta devorando nuestras posturas más objetivas. Y es que el disco es un torbellino de pasiones que parece difícil discernir sobre su carácter musical como disciplina; más bien al único consentimiento que se puede llegar con este trabajo es a través de lo emotivo. 

Demasiado íntimo pero ruidoso, términos que parecen no involucrarse de manera lógica en la música en general, aquí profesan el retrato más honesto de una persona inmersa en las evocadoras crisis existenciales de los años 20. Pero no es mero cliché sobre lo juvenil, pues la Inglesa parece una bestia abatida por las incontables experiencias que uno esperaría ver en una persona de mayor edad. Un universo, que al contrario de muchos de sus contemporáneos, sangraba bajo un directo océano de ruido. No es alternativo, o no está familiarizado del todo con el concepto que en esos años se profesaba, tal cual lo hizo Patti Smith en los años 70, cuando era encasillada bajo las redes del Punk, siendo que a todas luces su arte parecía más universal, y a la vez, fuera de todas las tendencias posibles. El verdadero significado de culto que tantos músicos han admirado, siendo constantemente Thom Yorke el más afectado por lo que ha hecho PJ Harvey en su carrera.


Si bien la gran mayoría de canciones que forman el álbum, van de la mano de la crudeza lírica de Polly, cada una representa un interminable desierto en busca de un oasis, cosa que puede llegar a saturar en un principio para los que no estén familiarizados con el disco. Aquí no hay concesiones, pues todo parece ir destinado al mismo frenético ritmo cardíaco, como si la Inglesa nos abriese la puerta para que podamos sumergirnos desde su propia existencia en los tormentos que significa la existencia misma. En ese pantanoso universo temas como Legs o Hook parecen ahogarnos una y otra vez, mientras que Me-Jane, Snake o la rabieta monumental de 50ft Queenie se estrellan de manera violenta, generando ciertos moretones auditivos que ni el más brutal de los Death Metal puede igualar. Eso es solo una exageración, pero es increíble como se puede sonar potente y duro sin recurrir a distorsiones tan graves ni efectos infernales. Aquí es solo una mujer y su guitarra arrancándote el corazón por la boca.

Rid of Me es un trabajo que irrumpió como una secuela perfecta para lo que Dry había mostrado un año antes. La producción a cargo de Steve Albini influyó demasiado en el resultado final del disco, siendo sus métodos de no inferencia (los cuales terminan por inferir de todos modos) el color indicado para que Polly armase un collage lleno de cambios climáticos y temperamentos masacrantes. Romanticismo en estado puro, con notas interpretadas de manera fuerte y repetitiva, bajo las cuales se esconde un diario de vida como en mucho tiempo el mundo de la música no ha visto.

Canciones para recién iniciados
Si bien el disco funciona a la perfección por su carácter general más que por lo particular, hay muestras claras del gran momento compositivo en el que se encontraba la Inglesa, y a la vez del potencial artístico que ya profesaba, siendo Man-Size la respuesta lógica a lo que haría dos años más tarde con To Bring You My Love. Mientras que otras como Rub 'Til It Bleeds funciona como una fiel carta de presentación al álbum. Por su lado joyas como Missed marcan esos oasis necesarios dentro del panorama general del disco, siendo una de las más cercanas canciones que compuso Polly Jean en esos años.


Canción esencial
Si hablamos de un tema que defina de manera concreta a Rid of Me, es la misma que da nombre al disco, tanto por ser una apertura colosal del trabajo en sí, como por el carácter trascendente que ha alcanzado como composición, siendo la misa perfecta dentro de muchos conciertos que la Inglesa daría más adelante.



Integrantes:
PJ Harvey: Voz, guitarra, órgano, chelo, violín.
Steve Vaughan: Bajo.
Rob Ellis: Batería, percusion, voces.

Producido por: Steve Albini

Tracklist:
01. Rid of Me
02. Missed
03. Legs
04. Rub 'Til It Bleeds
05. Hook
06. Man-Size Sextet
07. Highway 61 Revisited (Bob Dylan Cover)
08. 50ft Queenie
09. Yuri-G
10. Man-Size
11. Dry
12. Me-Jane
13. Snake
14. Ecstasy






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