Lo de Leonard Cohen en la música como en la poesía y en
general en todo lo que hace es por decirlo menos curioso, pues tiene un talento
y una manera de contar historias única, que va desde temas como la
espiritualidad hasta las diversas crisis del amor y es que en ya cuatro décadas
como cantautor, puede decirse con seguridad que es uno de los músicos con más
influencia que existen en la actualidad, no por nada acumula reconocimientos que solo los grandes tienen.
Sí hay que definir al señor Cohen en una sola palabra podríamos
fácilmente decir poesía, porque no hay nada más verdadero en él que el
sentimiento poético que realiza al materializar sus distintas facetas y
visiones sobre la vida, dejando cadáveres, amores, adicciones y realidad, al
igual que un imaginario único que no solo es potente en sí por el mensaje que
transmite, sino también por la manera en como presenta y ahonda en el concepto
mismo, siendo mil veces comparado con Bob Dylan pues ambos, entre todos los
cantautores de música post segunda guerra mundial manejan un lenguaje y estilo
narrativo que difícilmente se puede igualar y he ahí la gracia, porque digámoslo,
cualquiera puede escribir como Leonard Cohen (claro que sí campeón) pero no
cualquiera puede transmitir lo que él hace al cantar tales palabras; Crea
realidad, crea ficción, crea imágenes y visualiza momentos, mientras se hace
acompañar de una gran orquesta o con tan solo una guitarra, lo suyo no es la
música o la literatura, sino que el arte mismo, la esencia…de ahí en adelante
discos tan aplaudidos como la trilogía de los Songs (Songs of Leonard Cohen
1967, Songs from a Room 1969 y Songs of Love and Hate 1971) o la reinvención de
los tiempos modernos con I’m your Man de 1988 y The Future del año 1992, con
temas tan insignes y recordados entre los que destaca Famous Blue Raincoat,
Chelsea Hotel #2, Waiting for the Miracle o las más populares y versionadas Suzane
y Hallelujah, todas a estas alturas verdaderos clásicos que han influenciado a
artistas tan diversos como Nick Cave o Miguel Bosé, pasando por Joni Mitchell o
Kurt Cobain, incluso Bob Dylan, quienes en un principio no se llevaban muy bien
pero que terminaron al poco tiempo admirándose el uno del otro, llegando Dylan
en una ocasión a decir que si pudiera elegir ser otra persona sería Cohen, algo
piola.
De entre todas las canciones hermosas para pasear con la
novia o el novio, la canción del día se pone con una que va más allá, con un
romanticismo puro, Shakespeare escribiendo una canción, de su disco Various
Positions llega Leonard Cohen con su tremenda Dance me to the End of Love, para
cantar y bailar eternamente la danza de la tragedia, el no estar juntos para
siempre pero el querer estarlo, el hacernos inmortal bailando el mismo baile
una y otra vez.
Título:
Dance me to the End of Love
Intérprete:
Leonard Cohen
Álbum: Various
Positions
Año: 1984
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