Nombre: La historia
Intérprete: Natisú
Año: 2014
Cápsula discos
De entre la inmensidad misma de la composición bruta como
mero medio de expresión, varios son los nombres que ocupan todo tipo de
portadas en el país, desde actos sobre maquillados, en los cuales la labor del
manager destaca mucho más que la del artista en sí, donde la independencia
terminó por devorar la imaginación y solo unos cuantos quedaron musicalizando
la historia hacia el mundo más cercano y accesible, hasta actos moleculares que
siguen dotando de una calidad significativa el espectro más oscuro y a la vez
luminoso de la música Chilena, y es que la desigualdad se vive en todos los
sentidos, no solo es una mera cuestión de agendas como educación, salud o
vivienda, el arte y en particular la música pasa por un momento muy bueno en cuestión
de cifras pero la innovación sonora se ve cada vez más aislada cuando los pesos
pesados de los movimientos alternativos van firmando más estabilidad y menos
confrontación, y precisamente de todo este ambiente hermoso y a la vez turbio
es que nacen los mejores referentes musicales de una escena o un país y Natisú,
sin ser un nombre que pegue en el inconsciente colectivo, es más que un
momento, una obra en sí.
Natalia Suazo se vistió de historia, respiro pasado, indagó
en sus inquietudes más trascendentales en cuanto a visión de humanidad, poniéndose
en el lugar de todo tipo de fantasmas con algo que contar detrás, provenientes
de la lejanía más cercana a nosotros mismos como personas y es que La historia,
el segundo larga duración de Natisú es una forma artísticamente poderosa de
cómo es y ha sido nuestra relación como especies y como individuos con el
planeta tierra, calando fuertemente en las dudas, los miedos, los sentimientos,
las acciones y las tragedias de las cuales hemos sido testigos para poder
seguir caminando y cosechando (o destruyendo) los frutos mismos de nuestra
existencia y es que si nos preguntamos cuándo y cómo podemos tomar consciencia
de nosotros mismos y de nuestro alrededor, La historia sigue corriendo, no
comienza y no finaliza y la primera canción es un llamado de atención de cómo ha
ido avanzando todo, visualizando todo tipo de momentos pasados que se ven
ultrajados de las memorias perdidas de nuestros antepasados, de hace mil años
como del siglo XX y esa marcha continua y continua, como una ciudad entera que
nunca descansa del todo, siempre están pasando cosas y solo hay unos pequeños
respiros para sumergirnos en el agua y reflexionar sobre todo lo que ha
sucedido y sigue sucediendo. La canción que da inicio al disco potencia el
concepto de este como uno no pudiera imaginarse pues en el resto de canciones,
de una manera u otra todo se ve alcanzado por esta locomotora gigantesca
llamada tiempo que escribe sin parar esa extensa novela llamada Historia, la
que nos convoca en todo momento.
Mañana da la sensación de cómo todo amanece, de cómo todo
vuelve a funcionar, de cómo es el día a día y las cosas simples las que nos van
moldeando en medio de la peligrosidad atractiva que se esconde de la puerta
para fuera. Todo suena tranquilo y estable pero los llamados de la mente nos
hacen todo tipo de cuestionamientos y a medida que avanza la canción toda esta
tranquilidad se transforma nada más que en esperanza, en que Mañana habrá
tiempo para la honestidad y la libertad, en que Mañana dejaré mi cuerpo
terrenal, mis ataduras con el único fin de poder seguir disfrutando de el deseo
mismo de la felicidad y créanme que cuando les digo que este es el Single del
disco, solamente podemos esperar que el resto de las canciones sean verdaderas
heridas abiertas o grandes postulados musicales pero las cosas van un poco más
allá cuando la gracia en sí del disco se torna universal y vemos como nos sentimos
observados desde las alturas por una voz que angelicalmente va narrando las
peores desgracias del mundo, nuestros comportamientos, nuestras divisiones y el
uso de la muerte por parte de la personas para sacar provecho de algo que no
vale ni un cuarto de una vida, y no necesariamente nos dice algo concreto,
Natisú solo nos narra y se viste de una figura casi divina que se ve humanizada
por estas cosas y así Continente ocurre y termina con una frase del oro que se
repite una y otra vez “todas las muertes sirven”.
Tú, yo y la guerra continua de alguna forma por lo iniciado
con Continente, ahondando todavía más en la muerte, en el infierno hecho
historia, en un árido recuerdo de cómo nos vamos pudriendo a medida que nos
vamos haciendo más sabios; testimonios crudos con una voz que no apela al
sentimentalismo, más bien expulsa al son de la base musical las palabras que se
hacen cada vez más grandes narrando de manera notable las atrocidades ya
mencionadas, y es que a medida que los pasajes musicales se van haciendo más
intensos en su atmosfera, Natisú otra vez se viste de un espectador como
viajero en el tiempo para llevarnos a la comodidad del hogar, el no hogar de
algunos, la no vida de otros, las historias como simples trozos de revistas
entre mezclados y titulados como un viejo cuento que nuca existió pero que pudo
haber existido. De este Tú, yo y la guerra aparece la que cierra esta trilogía
iniciada en Continente, Cuerpo al mar juega con una especie de arpegio que
suena de fondo a medida que las reflexiones toman un carácter menos patrimonial
y más individual, casi testimonial y a la vez folklórico en cómo se usan las
palabras como metáforas de una manera hermosa y notable en forma pero que
esconden el más terrible de los fondos y sí, debo aceptar que con esta canción
en especial con la letra, me vi sobrecogido, hace tanto tiempo que no escuchaba
una letra tan grande y poderosa como esta, para mí de las más interesantes del
disco y por qué no decirlo, el cierre perfecto de esa trilogía ya mencionada
que es mi parte favorita del disco.
Breve, un montón de arenas quietas, unos cuantos suspiros
que se lleva el viento y una guitarra que suena como el latido de un corazón
lleno de nostalgia muda entre los pasajes del recuerdo que se pierden frente a
la inmensidad del mar, así me lo imagino y su nombre, sin saber la razón exacta
de la artista de por qué ese título, es como una alegoría a nuestro paso por la
vida; Breve. Y en esta parte nos volvemos a encontrar con la Natisú más
habitual en Mejor Quizás, la que ya conocemos de sus trabajos anteriores, un
testimonio que parece tan personal pero que a la vez te abre los brazos para
poder abrazar una historia similar, el querer decir algo pero sin saber cómo,
aquí Natalia te da una ayudita. Es un tema tan necesario en medio de la versatilidad
de La historia, a modo de respiro, a modo de individualidad, a modo quizás del
sentimiento más cercano y fuerte como persona, una experiencia que deja
enseñanzas, como si fuera el recuerdo hirviendo a través de la edad, un corazón
viejo que deja como herencia “No siempre encuentro el lugar, pero te abrazo y
aquí está”. Tremenda, créanme que sí lo es, todo lo que pueda decir tiene que
ver con esa oportunidad única que te da la música de Natisú para interpretar
las canciones a tu manera, más allá de que las palabras estén ahí con una
intención fija y clara, el poder conectarnos a modo de conversación con la obra
de ella es algo impagable, un logro artístico que con este álbum se vio en su
mejor momento.
¡La que quizás sea la mejor canción compuesta por Natisú en
toda su carrera! No lo sé, eso no importa, pues la importancia de este tema
llamado Planeta nuevo trasciende a todo calificativo superficial pues es tan
inmenso como un planeta nuevo en medio de la nada, de lo desconocido, de la
sangre oscura que brota más allá del alcance de nuestras manos pero que
sentimos tan cerca y tan pesado, y es que este Planeta nuevo nace aparentemente
de la creación de una persona que está ahora en este preciso momento pensándolo
pero que da incontables guiños a que pudo haber estado atrás, en la consciencia
de otra persona, y es que el mensaje casi de implosión se hace presente en una
manera distinta de enfrentar el mundo, el no querer lidiar con la historia
pasada que es presente y será futuro, la necesidad de auto exiliarse de algo
que uno no se siente parte, pero que sabe que lo es; lucha interna, la letra
más punk de Natisú en el disco, que no solo son palabras, la música misma se va
moldeando a medida que pasan los minutos, dejando otra vez una atmósfera tan única,
mucho menos densa pero más oscura, más egoísta. Era todo es otro encuentro con
la persona, con la ayuda de Emiliana Araya a.k.a. Kinética que dota de la
canción con su característica visión experimental del ruido, los caminos electrónicos
que viajan y viajan y se van adaptando a cada tonalidad que va creando Natalia
Suazo con cada “era todo” que pronuncia. Una canción que parece redención y que
nos deja con La historia en su desenlace más coherente, de ahí en adelante
pueden ser muchas las puertas que nos podamos encontrar, pero lo interesante de
todo, como capítulo perdido pero encontrado y aceptado es que aparece No sé cómo
empezar, y las puertas ya no importan, que arda todo, que sangren las heridas,
que el odio se alimente del amor, todas esas cosas parecen tan explicitas que a
una primera escuchada nos encontramos con una persona cansada, casi rencorosa, dispuesta
a cosechar todo aquello que no sembró pero que por derecho humano está condenada
a pagar, pero si miramos (escuchamos) más de cerca ese inicio en el piano, las
frases que van y vienen, son solo resumen de todo lo anteriormente narrado en
el disco: queremos perdonar, queremos seguir, queremos volver a empezar sin
negar, más bien aprendiendo de La historia la infinidad de males que podemos cometer
como especies e individuos, los reinos brillaron, luego ardieron, tratemos de
que crezca pasto donde antes hubo miseria…”No quiero mi historia traspasa tus
manos, mi boca siempre queriendo, tenemos un hambre, empecemos de nuevo, no sé cómo
empezar” son las palabras que sentencian el disco, el querer pero el no saber cómo.
Desde mi punto de vista la experiencia de haber escuchado ya
reiteradas veces el disco me hace decir, sin mayor remordimiento que La
historia de Natisú es el mejor álbum Chileno lanzado este año y uno de los
mejores que escuché también, es por eso que he dedicado a modo personal, mi historia
sobre La historia, un disco difícil de escuchar simplemente por las trabas que
ponemos para interiorizar en el tipo de cosas que trata éste, con una música
que a momentos parece explotar con guitarras, pero que en su mayoría cuenta con
atmósferas creadas de igual manera por el instrumento de cuerdas, con percusiones
que a modo casi de tik-tok del reloj van sembrando el camino para que los
pianos y sintetizadores sigan musicalizando y aportando a este tremendo libro
musical que recorre el pasado y el presente con una calidad digna del mejor de
los reconocimientos pero Natisú no busca reconocimientos, busca más bien seguir
explorando las inmensidades de la música y la vida, y es por eso que este disco
no es para la prensa, los premios no importan, el escuchar y reflexionar con
los mensajes que aquí se encuentran, a la vez que uno disfruta de la música es
lo que importa. Este La historia me parece un pariente lejano de Let England
Shake, el disco que PJ Harvey lanzó el 2011 y que narra las calamidades de la
guerra desde una perspectiva antigua, con claros pasajes que datan del
Imperialismo y la primera guerra mundial pero que puede llegar mucho más atrás.
Natisú se la jugó como nunca y doy gracias de que en Chile exista una artista
como ella, con la confrontación por sobre la estabilidad, mucha gente debería
escuchar su música, sobre todo este álbum que sin dudarlo un segundo es lo
mejor que ha hecho en su carrera, y eso que Deshabitar y Los Muertos son
tremendos. Simplemente gracias a Natalia Suazo por reforzar la idea de que lo
mejor de la música nacional se esconde tras los peces gordos.
01. La historia
02. Mañana
03. Continente
04. Tú, Yo y la guerra
05. Cuerpo al mar
06. Breve
07. Mejor Quizás
08. Planeta nuevo
09. Era todo (feat. Kinética)
10. No sé cómo empezar
Página web: http://www.natisu.com/
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