Cada semana un nuevo artista para recomendar, en una sección tan necesaria como misteriosa. De entre tantos números que abundan dentro de la atmósfera terrestre, tan solo unos pocos logran dar con el fin del anonimato para que su propuesta musical toque los corazones de la gente. Pero ¿Qué ocurre cuando son los mismos de siempre los elegidos para hacerte ver el panorama de la música mundial? Deja las ilusiones de lado y salpícate un poco de la gracia de lo menos conocido pero igual de importante.
La música sintética cada día se va haciendo con más adeptos dentro de la cultura en Chile y la electrónica comienza a mostrar muchas más facetas, lejanas a los estereotipos predominantes del punchi punchi. Música para escuchar. Música para bailar. Música para experimentar a través de los sentidos, el más intenso de los pulsos atmosféricos. Dentro de todo este panorama se encuentra Alisú, un proyecto de carácter personal que nace a partir de la búsqueda musical de Jessica Campos de la Paz. Con varios años en el ruedo, sus credenciales radican dentro de la música sintetizada, expresada desde sus inicios ya con Manziping, proyecto experimental de Valparaíso cercano al Trip Hop y Breakbeat que contó además con la participación de otros nombres como Pirata y Rolancho.
Su catálogo musical es un tanto variado y etéreo, en donde los lanzamientos de carácter independiente a través de su asociación sellos como Impar, Modismo y Pueblo Nuevo suelen complementarse con sus aportes dentro de variados compilados. A través de pequeños pero concisos bocados, Alisú se ha ido habriendo camino gracias a sus imprescindibles Ep's como Fotogramas que data del año 2007, el cual nos muestra un oasis de calor dentro de interesantes secciones de ritmos vertiginosos y dibujados, mientra que otros Indómita alcanzan mayor espontaneidad, recreando paisajes mucho más intensos y chocantes.
Lo trascendental dentro de la propuesta musical de Alisú es precisamente su manera de concebir ritmos intrigantes y hasta paranoicos, que no solo buscan el pulso de todo el esqueleto dispuesto en sus canciones, sino que también moldean hasta los rincones más profundos dentro del ambiente sonoro que suele crear. Un tanto minimalista pero a la vez demasiado preponderante como para cumplir una función meramente atmosférica. Una condensación perfecta entre los espacios y el radicalismo punzante de sus intrigas artísticas, que a ritmos robóticos pero cálidos, nos ha de transportar por un imaginario repleto de ideas por desarrollar.
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